Hemos llegado a la última parte de la Vía de Roma y el viaje, con sus innumerables experiencias y sensaciones, está llegando al final.
La etapa parte de Monterotondo y en 35 km no demasiado difíciles os llevará al centro de Roma, hasta las puertas de la Basílica de san Pedro.
Una vez dejado atrás Monterotondo se entra en el Municipio de Roma, atravesando la reserva natural de la Marcigliana, puerta de acceso menos traficada a la Capital. Precisamente en el interior del parque se descubrió el sitio de Crustumerium, entre las ciudades más antiguas del Lazio protohistórico, que surgía en las alturas dominantes la llanura del Tíber, como control de la vía Salaria, ya desde la primera Edad de Hierro (sig. X-IX a.C.).
Una vez salidos del Parque os encontraréis en las puertas de Roma, donde se entra de Vía della Bufalotta, y desde aquí, deberéis prestar atención al tráfico al menos hasta Montesacro y a la sucesiva entrada del carril bici a lo largo de Aniene.
Desde aquí en adelante se pedalea casi siempre en recorrido carril bici, primero a lo largo del Aniene y luego a los largo del Tíber, pasando cerca del Auditorium y superando Ponte Milvio. El carril bici sigue por la orilla derecha del Tíber y os llevará hasta Puente Sant’Angelo, donde gracias a la escalera especial podréis subir al nivel de carretera precisamente enfrente de Via della Conciliazione, en el fondo de la cual se perfila la majestuosa Basílica de San Pedro. A este punto no queda otra cosa que gozar de estos últimos metros de aproximación hacia el lugar donde fue encontrada la Tumba de Pedro y pensar en todo lo que el viaje nos ha dado.